“Soy Lolo Vlem. Cocinero, periodista, editor. 
Mi cocina es memoria, amor y resistencia. 
Bienvenidos a mi mesa.”

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Mi historia
Crecí entre las polleras de mis abuelas y las manos de Las Mirtas. Nadie me enseñó con recetas escritas: aprendí mirando ollas humeantes que parecían hablar y fuegos que guardaban secretos.
En sexto grado me dieron a elegir: carpintería o cocina. Elegí la cocina y nunca más me aparté de ese camino.
Después llegaron los libros, los aciertos y los tropiezos, las mesas compartidas que me fueron formando. Hoy soy cocinero y periodista. 
Escribo porque creo que cada plato, como cada palabra, es memoria, amor y resistencia.
Creo en una cocina que se enciende con memoria, pero también con fe: en Dios, en las personas y en la mesa compartida.
Si alguna vez tuviste uno de mis libros en tus manos, si alguna vez leíste una página mía o probaste un plato que cociné, ya sos parte de esta historia.

Bienvenidos. Pasen, siéntense, la mesa ya está servida.
Mis Libros son fuegos encendidos
Cada libro que escribo nace de un momento distinto de mi vida. Algunos son manuales técnicos, pensados para que otros aprendan lo que a mí me costó tanto descubrir. Otros son investigaciones donde fui a excavar memorias, buscando en el humo del pasado las voces que aún resisten. Y también hay manifiestos, escritos con el pulso de la urgencia, donde digo lo que siento sin rodeos.
Distintos en forma, pero unidos en el fondo: todos arden con la misma llama. Porque en cada página, como en cada plato, creo que la cocina es siempre un acto humano, íntimo y de resistencia.
Te invito a recorrer mis libros y a elegir el que quieras llevar a tu mesa.

La cocina como encuentro. Mis experiencias no son un servicio de catering ni un showcooking. Son mesas vivas, rituales de fuego y conversación donde la comida es apenas la excusa para compartir. Acá vas a encontrar las formas en que podés sentarte a mi mesa: en la intimidad de una cena, en la celebración de un encuentro o en el fogón compartido con mis libros.

El silencio después del fuego

A mí me pasa lo mismo que a Mallmann. Me gusta dejar la cocina sucia después de un evento, de una noche entre amigos.

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Cocinar es amar con las manos encendidas

Siempre pensé que el amor, cuando es verdadero, no se dice: se hace. Y en mi caso, se cocina. Cocinar es una de las formas más concretas que conozco de amar. Es una manera de decir “te veo”, “te cuido”, “te espero”.

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Cocinar como gratitud

Durante mis primeros seis meses, mi único alimento fue la teta. No lo sabía entonces —ni podría haberlo sabido—, pero los sabores de esa leche eran los mismos que mi madre comía a sus veintidós años: los guisos de mi abuela Coca, el pan amasado con las manos gastadas de una mujer que trabajaba para Tulio y Micho, el perfume de una cocina que se mantenía encendida aunque el fuego fuera chico. De alguna manera, mi paladar nació de lo que ellas comían.

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La pausa que da sentido al grito. Hay libros que nacen de la reflexión, y otros que nacen del fuego. Cocinar: ese patrimonio cultural nació de ambos.

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Breve Historia de la Cocina: escribir en tiempos de encierro

Escribirlo en pandemia fue una experiencia singular. Mientras las noticias hablaban de enfermedad y aislamiento, yo me sumergía en relatos de cocinas antiguas: fogones comunitarios, hornos de barro, banquetes imperiales, sopas humildes que sostenían pueblos enteros.

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Con el tiempo entendí que este libro fue también un acto político, aunque no lo nombrara de esa forma. Porque declarar que todos tenemos derecho a cocinar no es un detalle: es una posición frente al mundo. Cocinar no puede ser privilegio, cocinar es patrimonio común.

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Cocinar es un acto político: notas al margen de un fogón rebelde

Este libro nació en los márgenes. Mientras escribía un ensayo académico sobre la cocina como patrimonio cultural, para mi posgrado en FLACSO, empecé a llenar los costados de las hojas con frases sueltas, reflexiones irónicas, pequeños gritos de indignación. Eran notas que no cabían en la solemnidad de un trabajo académico, pero que ardían como brasas debajo de la superficie.

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  • Juan Molina 1053, Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, Argentina

Soy Lolo Vlem, un apasionado de la cocina que busca conectar los sabores auténticos con las personas.